Personalmente nunca tuve quejas hacia los profesores. En realidad hubo un reducto de 4 gatos pardos que no pararon de quejarse durante todo el curso, obligando a hacer temarios nuevos, reuniones absurdas y afectando a los pocos que íbamos a aprender.
En fin, fue un episodio que no tengo muchas ganas de recordar ya que fue una de las maneras más absurdas de tirar a la basura los únicos 6.000 que he podido ahorrar en mi vida...
El resultado fue que ni alumnos ni profesores salimos muy contentos de la experiencia, lo que nos sitúa a todos en el mismo barco.